Ese día aún no lejano, un domingo más, entré en la nueva capilla del monasterio preparándome para participar en la Santa misa.
En la pared y junto al Sagrario, la Cruz de Jesús crucificado. Un foco iluminaba al Sagrario y a la Cruz de Jesús.
Mi mirada se iba cuando al Sagrario, cuando a Jesús crucificado, y en mi alma, a modo de una fuerte moción interna, sentí recibir del Señor. En un instante, muchísimo sucedió en mi alma, en mi corazón, en mi mente, en todo mi ser.
Al momento entré en diálogo con Jesús sacramentado y con María que me tenía de su lado.
Muchas cosas me dio a conocer Jesús en minimísimo tiempo para aplicarlo a mi plan de vida.
Una inmensa PAZ me llenaba, y mi corazón acelerado de emoción estaba.
Miraba a Jesús crucificado y al mismo tiempo al Sagrario, y vi cómo en la Cruz de Jesús, SE PROYECTABA sobre la pared, UNA SOMBRA DE CRUCIFICADO perfectamente dibujada, imagen de Jesus.
En ese diálogo con mi Señor, sentía que me decía desde el Sagrario: «Fíjate bien y entiende lo que te quiero decir: Soy la luz del mundo y levantado en alto, en la Cruz, todo lo atraigo hacia mí.»
Me fijé con más atención y comprendí. ¡Jesús luz del mundo y todo lo atraes hacia la luz, que eres Tú! NECESARIA LA LUZ PARA VER LA LUZ.
Sentí dentro de mí el cántico de los tres jóvenes al Señor, (Trium puerorum) alabando todas las criaturas al Señor, atraídas por Él y yo también.
Le dije a mi Señor: «Es verdad. ERES LA LUZ QUE TE IRRADIAS EN TODAS DIRECCIONES Y SENTIDOS». Pero algo sigo sin entender: ¿Qué hace esa sombra de tu cruz contigo crucificado que está sobre la pared, SI LA LUZ NO TIENE SOMBRA ALGUNA (no es posible) NI PROPIA NI ARROJADA? Jesús, no entiendo. ¿Qué es lo que veo, si en ti no hay sombra?
Jesús me decía: «ESA SOMBRA ERES TU, junto a mí, crucificado conmigo, que te quiero EN MARTIRIO SILENCIOSO Y OCULTO UNIDO A MI». Conmigo en la Santa misa, ofrenda al Padre, yo que SOY LA VÍCTIMA INOCENTE para que tengáis vida. Sé alma eucarística viviendo en la Santa misa, Santo sacrificio mío en el Calvario, y como prolongación de ella el resto de las horas del día, todos los días de tu vida, en unidad de vida, alma eucarística. Siempre conmigo en la cruz; en el dolor de tu prójimo que sufre la adversidad, que en ellos estoy; y con tu CARIDAD MISERICORDIOSA. HAZ prolongación de la Santa misa. Te quiero en mi cruz, alma MISERICORDIOSA con todos. Misericordia = (corazón que se da al pobre mísero). Abrázale y métele en tu CARDIO (CORDIA). CARITATIVO (CARIño) caridad que se da, como yo me doy a ti.
Yo miraba a la santa cruz y ¿ qué veía? Al Cordero inocente que eres Tu y junto a ti, yo pecador en esa sombra. Y me enamoraba más de ti.
Mirarte de frente, que ERES LA LUZ, es dejar nuestro hombre viejo, dejar nuestra propia sombra atrás y abrazado a Ti. – El que camina a espaldas de Ti, camina según su hombre viejo, siguiendo a su propia sombra porque tu luz no le da a la cara, se aleja. Así y PARA COLMO DEL SOBERBIO, JAMÁS PODRÁ DAR ALCANCE A SU PROPIA SOMBRA.
Triste alejarse de Dios, de LA LUZ DEL MUNDO.
Me decías: » Yo soy la Luz del mundo en la cruz, y QUIEN HUYE DE LA CRUZ NO VE.»
Metido en la Santa misa, junto a mí en mi cruz, te quiero como esta sombra que ves en la pared. Y te recuerdo que, desde mi cruz, TE DI FILIACIÓN DIVINA Y MARIANA.
– Amaré el dolor sin queja alguna sabiendo, Dios mío, que tu bendición tiene forma de cruz para los que te amamos.
Contigo Mamitina Virgen Maria querida, como tu miraste cara a cara al dolor, de pie, sin que se te doblasen las rodillas, así quiero yo. » SI CRISTO NO SE BAJÓ DE LA CRUZ ¿POR QUÉ TENER QUE BAJARME YO?» Bajarme ¡JAMÁS! Nacido para estar junto a Ti Jesús, como inseparable de Ti está esa sombra en tu cruz en la pared, MI SOMBRA, MI YO.
¡Os amo Dios mío! ¡Os amo Mamitina!
Yo, Z. de mi Señor
Jesús Manuel Alonso